Autorrealización
- Alma Moya
- 26 oct 2020
- 2 Min. de lectura

Cuando las personas dicen con gusto que son “workaholic”, es decir que son adictos al trabajo y que lo hacen de manera compulsiva, lejos de brindar una connotación de compromiso y dedicación, podrían dar una lectura de carencia de habilidades; principalmente, de planeación, organización y delegación en la mayoría de los casos.
Si el trabajo ocupa la mayor parte de nuestras vidas y limitamos el entorno personal, estaremos creando un camino que tenderá a llevarnos a la insatisfacción.
Sin entrar a detalle en la jerarquía de las necesidades, Maslow establece que deberemos atender primero aquellas que nos permiten estar vivos, las fisiológicas, es decir alimento, descanso, etc. Después debemos atender las necesidades sicológicas donde se contemplan las relaciones interpersonales y de pertenencia, para finalizar con la punta de la pirámide que nos habla de la autorrealización.
Es comprensible que las necesidades fisiológicas son esenciales y que deberán estar cubiertas por supuesto. Pero ¿en qué momento llega a nuestra vida la posibilidad de sentirnos realizados? La respuesta simple y llana es que la autorrealización debe ser orgánica, dinámica y producto de constante crecimiento.
Se puede reconocer que la vida nos ofrece -aunque suene a clisé- un abanico de oportunidades que podemos aprovechar a la par que el trabajo. Es posible que pueda uno contemplar posiciones jerárquicas importantes, o ser dueño de un negocio en las fases iniciales o críticas que demandan atención y tiempo, y aún en estos escenarios se tenga la posibilidad de atender aspectos personales importantes como los que Maslow contempla en la punta de su pirámide.
Es preciso reconocer también que el tiempo no es una limitante para poder desarrollar otras actividades que nos brinden satisfacción. Así, deberemos identificar lo que queremos y establecer un plan específico para llevarlo a cabo. Si siempre encontramos tiempo para otras actividades que nos interesan, ¿por qué parecemos olvidarlo? Es así como la clave fundamental es “querer”.
En artículos anteriores de este espacio hemos hablado mucho del decir al hacer. Ciertamente hay procesos que nos ayudan a identificar los caminos que nos lleven a esa autorrealización y como consultores creemos que no hay algo más importante que lo otro. Es un proceso dinámico e iterativo que cuando se alcanza “A” ya se planea en cómo llegar a “B” y a “C” sucesivamente.
Esta reflexión puede servir a aquel que diga que está muy ocupado en el trabajo para poder empezar a organizar de forma eficiente el tiempo y volverlo un aliado de crecimiento y autosatisfacción. Hay muchas posibilidades para atender, la maestría que tenemos en mente, emprender un nuevo negocio o escribir un libro por mencionar algunos ejemplos. Tú podrías nombrar lo que has querido hacer desde hace mucho tiempo, pero tienes la falsa creencia de que es irrealizable por falta de tiempo.
Para finalizar, sabemos que sí es posible y también que es fácil. Te invitamos a comprobarlo.
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