Integrar tecnología en la empresa
- David Ahuja
- 29 jul 2020
- 2 Min. de lectura

Todo proyecto para migrar hacia un modelo en el que se aplique tecnología, tanto en empresas grandes o pequeñas, manufactureras o de servicio, pasa en sus etapas de diseño por una revisión de todos los procesos involucrados, con la necesidad probable de redefinir muchos de ellos. Podría ser, por ejemplo, que el uso de herramientas digitales permita pasar de un procesamiento por lotes a otro de operaciones en línea, o bien de un enfoque reactivo respecto a la retroalimentación de los clientes o uno predictivo. Hay muchos escenarios y posibilidades.
En cualquier caso, al iniciar un proyecto de digitalización debe tenerse claro que: 1) la tecnología puede aplicarse a prácticamente cualquier campo; 2) salvo casos excepcionales, la transformación se da en pasos pequeños -lo que no implica que el impacto lo sea también- pero continuos; 3) habrá cambios en los procesos de producción y desarrollo de servicios; 4) deberá administrarse adecuadamente la forma en que las partes interesadas, incluidos los colaboradores, se enfrentarán al cambio; y 5) iniciará un movimiento que dará a la empresa muchas más oportunidades de permanencia, continuidad y rentabilidad.
Iniciar con la transformación digital no implica que todo va a cambiar de golpe y para siempre, sino abrazar una filosofía de cambio continuo y compromiso con la forma de mejorar día a día lo que la empresa entrega a sus clientes; esto debe ser visualizado como aumento del valor ofrecido al mercado, pero también a los accionistas, colaboradores y demás partes interesadas. Al tener esto presente, podrá verse a la aplicación de tecnología digital como un medio que abona hacia la consecución del objeto fundamental de la empresa. De forma consecuente, durante la creación del plan tendrá que establecerse un modelo al que se quiere llegar, y de qué forma se va a hacer en función de los recursos disponibles, los costos asociados y los riesgos implícitos; un ejercicio que no debe dejar de incluir a la propia planeación como parte iterativa. De esta forma, si hoy por limitaciones presupuestales o tecnológicas no fuera realista pretender determinada solución se estará preparado cuando en un futuro cercano una nueva tecnología esté disponible y al alcance.
La conversión digital es mucho más que una alternativa; es una condición indispensable de sobrevivencia primero y permanencia después. Por un lado, para hacer los procesos internos más eficientes en tiempo y costo, por el otro, para modificar la oferta acorde con el cambio acelerado de la forma en que los servicios y productos son demandados.
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