Dentro de los primeros pasos que damos hacia nuestro crecimiento, es viable encontrarnos frente a soluciones que prometen aprendizaje fácil y en poco tiempo. Debemos ser cautelosos, pues estas alternativas suelen asegurar que obtendremos grandes resultados inmediatamente y, aunque sean poco creíbles y muy difícilmente alcanzables, tendemos confiados a aceptar.
Pongamos un ejemplo. Es probable que alguna vez hayas visto esas cajas que contienen lienzos impresos para pintar obras de grandes maestros. Cada paquete contiene un diseño en un panel con espacios en blanco numerados, un pincel, colores específicos de pintura -es decir no es necesario mezclar nada- y una hoja con instrucciones. ¡Ponte creativo!, dice el anuncio. Esta forma popular de pintura que surgió en la década de los 50, aún sigue vigente con precios que varían según la dificultad y el tamaño. Supongamos que decido iniciar un proyecto, “Las Meninas” de Velázquez al que me dedico con empeño y sigo las instrucciones paso a paso. Una vez terminado, alguien me pregunta si sería yo capaz de lograr el mismo cuadro sin instrucciones ni números. Mi respuesta sin dudar sería no, pues incluso después de haber rellenado los huecos y concluido el trabajo correctamente, de manera unilateral me excluí del proceso creativo. Al finalizar la obra obtengo el resultado, pero ¿qué aprendí? Entonces, volviendo al punto inicial, ¿por qué creemos esas promesas poco realistas?
Quizá porque el tiempo se ha vuelta una parte importante en la evolución del aprendizaje debido al acelerado entorno en que vivimos, pero también porque escogemos lo que menos trabajo nos cueste para lograr algo que otros ya alcanzaron a través de esfuerzo, dedicación y constancia. Buscamos la escalera para alcanzar lo inalcanzable, cajas con instructivos y fórmulas prodigiosas.
Como consultores sabemos que el tiempo es clave y que nuestra oferta de valor debe considerar las nuevas circunstancias que se viven, incluso ir más allá y adelantarnos con visión a lo que nuestros clientes necesitan. Esto conlleva un trabajo detenido y análisis para el desarrollo y diseño de nuestros cursos. Fragmentamos el aprendizaje para que cada persona construya sus propios peldaños y los acompañamos en el proceso de transformación. Sí, es acompañamiento, no damos recetas o instrucciones de cómo obtener el éxito. Creemos que es diferente para cada individuo y este se construye en el andar de cada uno. De la misma forma, buscamos desarrollar la creatividad y la intuición de las personas para poder llevarse puesto lo aprendido y utilizarlo en cada situación a lo largo de su trayectoria profesional.
Esta creación de nuevas alternativas que respondan a necesidades específicas es una parte de la estructura; la otra, la responsabilidad de ser copartícipes en nuestro crecimiento y la elección de las propuestas que nos den herramientas y nos permitan darnos cuenta de que vamos por el camino correcto. Insistir en nuestra preparación nos da la seguridad de que seguimos propiciando nuestro desarrollo. Procurar remover lo que nos restringe o circunscribe y pensar que podemos convertirnos en cualquier cosa que deseemos. Pretender resultados poco realistas en un tiempo reducido es una falacia que a la larga nos desvía de la meta.
Sin duda podemos alcanzar objetivos y obtener resultados inmediatos con procesos cortos, pero estos deben estar encadenados, uno tras otro, para ser efectivos al largo plazo.
La fama o el éxito llegan con el trabajo. Sólo al hacer el trabajo podemos sentir esa seguridad de que la constancia y dedicación nos llevarán al camino que deseamos.
Recuerda esta frase: "Suerte es lo que sucede cuando la preparación encuentra la oportunidad". Séneca.
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